Senadora por Segovia

Portavoz del Grupo Parlamentario Popular en la Comisión de Política Territorial

lunes, 30 de abril de 2007

Ralentizada

He tardado hora media en salir de casa. La escayola en mi mano derecha ralentiza mi vida hasta extremos insospechados. No me puedo vestir sola. Dependo de mi hija. No puedo conducir, ni siquiera lo he intentado, pero me parece una imprudencia. Lola me lleva a todos los sitios. Hoy he necesitado ayuda para grapar tacos de folios. Con mi mano derecha resulta imposible, me duele. Y en la mano izquierda no tengo fuerza suficiente. Estas letras las estoy dictando.

Por suerte, la mayor parte de mi trabajo depende de mi cabeza. Y esa está como nunca. Las dificultades me estimulan. Aunque pienso que estas pequeñas lesiones son avisos que nos da el cuerpo para advertirnos que no se puede ir con este ritmo. Que conviene exigirnos un poco menos. Seguro que a muchos de vosotros os ha sucedido. Es esa gripe que nos llega después de un periodo de trabajo a destajo, ésa tortícolis que nos afecta justo cuando se ha resuelto un problema familiar a nuestro alrededor que ha requerido de mucha de nuestra energía… A todos nos ha sucedido algo de esto. Ahora me ha tocado a mi con el asunto este de los extensores.

Tiene razón quien ha comentado que la ¿tendosiritis? no existe. Espero que comprenda que se trata de un término médico del que escuché hablar de sopetón y con un médico señalando mi mano. El término correcto es tendinosinovitis. Consecuencia: inmovilización. El manzapol no tiene cualidades preventivas de la tendinosinovitis.

Sobre que quizá debiera haber acudido a otro centro en lugar del Hospital. Bueno, era sábado y lo cierto es que la hinchazón y el dolor eran lo que menos me preocupaba. Lo que me alarmó fue el color azulado de mis dedos. Creo que es lógico alarmarse. Nunca había visto nada parecido. A lo mejor debiera de haber esperado al lunes. En todo caso debiera haberme mirado los dolores en la mano antes. Pero, durante los últimos meses, yo he sido lo último para mi misma. No creo que sea un gran mérito o una cualidad que me caracterice en especial. Pienso, y he visto, a muchas personas, seguro que quienes leáis estas letras también, tomar la misma actitud en cuanto se enfrentan a un reto o a un proyecto importante para ellos. Es mi caso. Me encuentro frente a una oportunidad y un desafío que son de lo más ilusionante: puedo llevar mi ciudad hacia donde se merece. Me parece que cualquier persona en esa tesitura o una similar dejaría la dichosa tendinosinivitis para mañana.

Hablando de mañana, iré a la Marcha Solidaria de Acción Misionera que sale de la Plaza de San Lorenzo. Me han dicho que tiene un recorrido de 10 kilómetros a pie. Haré los que pueda. La escayola, además de ralentizar mi vida cotidiana, pesa.

Por cierto, este fin de semana he echado de menos a Sergio Arribas, de El Adelantado. Los dos últimos domingos me llamó para preguntarme sobre la actualidad de la ciudad. ¿Habrá perdido mi número?. A Sergio, y a las personas que han comentado que no encuentran mi móvil, se lo pongo aquí: 655 050 160.

Puede que tarde en coger. Voy ralentizada.

sábado, 28 de abril de 2007

¿Tendosoritis?

Hoy he terminado en el hospital. Nada grave. Pero había que mirárselo. A media tarde se me ha inflamado el dorso de la mano derecha. A la altura de los nudillos del índice y el dedo corazón. Es una zona que lleva doliéndome desde hace semanas. O meses. Nunca he encontrado un momento para ir al médico para saber qué ocurría. La mayoría de los días solo siento que me duele cuando estoy sola o me echo en la cama. Durante el resto del tiempo hay tantos asuntos que resolver o en los que participar que, sencillamente, el dolor pasa a segundo plano.

Ayer por la tarde estuvimos en el barrio de San Lorenzo. Hablando con los vecinos. Estuvimos en la calle menos de lo previsto. La lluvia nos persigue. Pero es bueno que llueva. El río baja con fuerza bajo el puente de piedra. La Plaza de San Lorenzo es uno de los puntos urbanos más hermosos de Segovia. Es el centro del barrio. Tiene personalidad propia. Como los vecinos de aquí. Se sienten de San Lorenzo.

Más tarde, a eso de las nueve de la noche, tuvimos una reunión de equipo. El PSOE ha cargado contra Rosa Valdeón y contra mí. No es una novedad. Forma parte del guión. Decidimos cual es el camino a seguir. Tengo una cena de cumpleaños en Cabaret, un amigo cumple 40 años. Voy a casa con la intención de arreglarme. Pero cambio de idea. Llamo para excusarme, prefiero quedarme con mi hija. Ella está en la fase de reafirmación de la identidad. Es una adolescente. O preadolescente. Hablamos, hablamos, hablamos, discutimos, nos reímos. No nos ponemos de acuerdo sobre lo que hay que ver en la tele. Discutimos otra vez. Nos volvemos a reír. A Noel se le ve con ganas de intervenir en la conversación. Pero parece que cada vez que lo miro se acuerda de la alfombra que se cargó y pone cara de bueno. Creo que he salido ganando con el cambio. En ocasiones tengo la sensación que se me escapa el tiempo de mi hija. Esa es una sensación que quiero eliminar.

Hoy hemos ido a la judiada popular de San José. Han montado unos toldos por si llueve. Y llueve. Han cocinado las judías en una enorme cacerola. Hay judías, oreja, chorizo y morcilla para un regimiento. Parece mentira que en una cacerola tan grande se pueda controlar el punto, la cocción y el sabor de las judías. Sin embargo están estupendas. La gente de San José se lo está pasando en grande. Me siento una mesa en la peña de Paco, el presidente de la Asociación de Vecinos. Cuentan un montón de anécdotas sobre las fiestas del barrio. Conozco a Pedro, un señor jubilado que no para de ofrecer judías, vino, bollos, pan, de todo. “Aquí como en casa” repite sin parar. Y hace chistes. Lleva un aparato para mejorar la audición.

Justo después al salir de San José me he dado cuenta de que mi mano se ha hinchado. Duele más de lo normal. Teníamos previsto pasear por Fernández Ladreda presentándonos a los segovianos. Llueve. Así que decido ir de compras al centro comercial: necesito fruta, mantequilla…

A eso de las ocho me doy cuenta de que mi mano sigue hinchándose y que ha tomado un ligero tono azulado. Lola me aconseja ir a mirármelo. Tras un primer examen los médicos dicen que puede ser una ¿tendosoritis de los extensores?.

Lo cierto es que ayer no paré de darle a la tecla. Y respondí a unas cien llamadas telefónicas. Sin exagerar. Mis extensores han debido decidir que ya está bien, lo mismo que las articulaciones. Me ponen una férula de escayola, me recetan anti-inflamatorios. Y me dan cita de revisión para el día 8.

Podré con esto.

Estoy escribiendo con un dedo de la mano izquierda.

A ver cuánto me duran estos extensores.

jueves, 26 de abril de 2007

Debate

Me preocupaba el debate del martes en Onda Cero. No estoy acostumbrada a debatir con micrófonos delante. Lo habitual para mi es negociar con representantes sindicales en mesas redondas donde cada cual defiende sus posturas durante horas y las posiciones se van modificando muy poco a poco. Un debate preelectoral en un estudio de radio es algo muy distinto. El tiempo está estrictamente acotado.

Además, aunque me voy acostumbrando, un estudio de radio no es una sala normal. Tiene una pared de cristal tras la que se adivinan un montón de cables, un técnico que hace señales, gente que pasa y mira. Todo lo contrario a una reunión con representantes sindicales.

Los temas a debatir eran lo que menos me preocupaba. Conozco bien cómo está la ciudad y cómo es la Segovia que quiero. La movilidad, las obras, el proyecto de ciudad y la participación ciudadana eran los temas que propuso Manuel Pacheco, director de Onda Cero en Segovia. Podíamos haber debatido sobre otros mil asuntos. Pero esos me parecieron bien. Imagino que como al resto de los participantes: candidatos del PSOE, IU, ASI y Tierra Comunera.

Estuve desde 10 minutos antes de la hora en el Expreso, o Expresso o algo parecido, en José Zorrilla, con Javier Jiménez, uno de mis compañeros de candidatura, y Javier, de prensa. Estoy rodeada de javieres. Me tomé una infusión de ginseng. No se si los javieres estaban más nerviosos que yo.

Subimos a la emisora. Y allí está todo el mundo. Nos saludamos cordialmente. Todos parecemos muy tranquilos y relajados. No me lo creo. Yo, al menos, no le estaba. Pero esto del debate se asemeja bastante a una partida de mus. Yo juego dos veces al año. Lo suficiente para saber que la partida empieza antes de que se repartan los naipes. Me digo a mi misma que debo hablar despacio.

Y no puedo. Empieza el debate y me vence todo el montón de cosas que quiero decir. Otra vez. Eso que lo he intentado. Tras mi segunda intervención, respiro, me concentro. Y lo logro. Termino con la sensación de que hay quien ha hablado más rápido que yo. Quizá deba cambiar la tila por el ginseng. Pero prefiero tener que tomarme una tila antes que después del debate. Y, la verdad, después no necesitaba una tila. A pesar de que me queda la sensación de que debía de haber dicho muchas cosas más. Habrá otras oportunidades.

Nos despedimos cordialmente. Lo mismo que nos habíamos saludado. Los javieres empiezan con su letanía de tenías que, tenías que…pero sonríen. Recibo docenas de llamadas al móvil. Cada cual tiene su opinión.

Después del debate salgo hacia Ponferrada. Vuelvo a casa al día siguiente. Noel se ha hecho el amo de mi casa y me ha destrozado una alfombra.

martes, 24 de abril de 2007

Bulgaria

Son muy pocos los comentarios remitidos a este “blog” cuya publicación rechazo. Hasta ahora se pueden contar con los dedos de una mano. Ninguno ha sido eliminado por contener comentarios negativos sobre mi persona o este “blog”. Cualquiera lo puede comprobar. Quien se de una vuelta por los comentarios encontrará algunos como poco “gruesos”. Pero esto es a lo que se expone quien opta por llevar una actividad pública. Y la crítica, aunque llegue en términos más o menos pulidos, es una buena vacuna contra la tentación de escuchar sólo lo que queremos oír o preguntar a quien sabemos qué es lo que nos va a responder. Esta es una tentación extendida en la política profesional que, al final, es la que provoca el alejamiento de la realidad y de las percepciones y necesidades de las personas que nos votan. O no nos votan.

Entre los comentarios que han sido publicados encontraréis uno que afirma que oculto mi condición de divorciada. Jamás la he escondido. Ni creo que ese sea un dato relevante. Ni que califique profesional o moralmente a nadie.

También encontraréis otro que asegura que ya pude trabajar por Segovia en el nefasto gobierno municipal de coalición entre el PP y CDS que dio la alcaldía a este último partido con solo dos concejales. Yo no iba en aquella candidatura, ni siquiera estaba, en ese momento, afiliada al Partido Popular. Sin embargo, he aprendido de aquel error y no me apoyaré en partido minoritario alguno para gobernar.

Entre los comentarios que han sido eliminados había uno que insistía en este último punto y que incidía en otros. Pero no fue rechazado por eso, sino por una parte distinta de su contenido. El comentario en cuestión tachaba de electoralista mi decisión de incluir una persona búlgara en mi candidatura (si se hubiera limitado a eso no hubiera habido problema). Y abundaba en una descripción de los ciudadanos búlgaros adornada con una serie de adjetivos que no voy a reproducir. Esa es la razón de su eliminación.

Me parece que no es de recibo, en pleno siglo XXI, en un mundo globalizado, descargar una batería de prejuicios contra personas de otra nacionalidad, sea esa nacionalidad la que sea. Además, por distintos motivos conozco personas en concreto de origen búlgaro desde hace años y me han defraudado o sorprendido positivamente en la misma medida que el resto, sean de Alpedrete, Polonia o Herrera de Pisuerga. Estoy segura de que ellos pensarán lo mismo de mí. Somos personas. Con todas las bondades y miserias que lleva implícita esa condición de personas. Es algo tan claro que me resulta chocante estar escribiéndolo.

Por cierto, ayer concluimos la programación de lo que queda de campaña electoral. Contar con esa programación cerrada me hace sentir segura. Se que hay actos o iniciativas que se “caerán”, otras que entrarán, y algunas que cambiarán de día, de hora o de semana. Pero necesitaba esa herramienta para caminar cómoda. Para saber que tenemos un cuadrante bien distribuido, ambicioso y agotador. Un cuadrante en el que contemplamos estar presentes en todos los barrios de Segovia incluso más de una vez. Quiero que el mayor número posible de segovianos conozcan mi proyecto.

Allá vamos.

domingo, 22 de abril de 2007

Fin de semana en el hotel

Este fin de semana estamos solos Noel y yo. La niña ha ido a una casa rural de Cuenca con su padre y sus tíos. Está emocionada con poder ver las casas colgadas. Y con jugar con sus primos. Se lleva muy bien con su padre, mi exmarido Pedro.

Pedro y su familia aprovechan siempre estos tres días de fiesta para irse a un alojamiento rural, estar todos juntos y visitar una zona de España. Esta vez tocaba Cuenca. Por eso el viernes había un acto que requiere capacidad de negociación y habilidades de ese estilo que no estaba registrada en ninguna de mis agendas: hacer la maleta de una chica de 13 años, con ella al lado. Para quienes sepan lo que es, no es preciso entrar en detalles. Al resto les diré que es inimaginable. Una chica de 13 años necesitar llevarse “todo” en una maleta para tres días. No hay negociación global que valga, es preciso negociar duramente cada pieza. Lo paso bien, nos reímos, y termino quitando alguna camiseta y metiendo algún libro. A pesar de que mi relación con Pedro es buena, siempre me queda una sensación extraña cuando la niña se va. Resulta difícil de describir. Hablaremos mucho, los tres, por teléfono durante estos días.

Yo me quedo en Segovia. No hay pausa. El sábado por la mañana debo asistir a una reunión en Burgos. Por la tarde estoy en la fiesta de San Marcos. Vamos bastantes miembros de la candidatura. También nos acompaña Luciano, el Delegado de Junta. Hay un acto público en el que participa de equipo de gobierno municipal. A medida que se acercan las elecciones este tipo de actos se van volviendo más tensos. Supongo que es inevitable que todos nos sintamos incómodos, no sólo nosotros. La rivalidad política cada vez es más evidente. Cada cual trata de jugar sus bazas, a veces de manera sutil y otras no tanto. No se si los ciudadanos se dan cuenta de estas cosas. Tampoco se si les importan. Hay mucha gente disfrutando del buen atardecer, uno de los primeros, y de la música tradicional. Antes de que nos vayamos de San Marcos, se me acerca un señor mayor con una varita. Y me la entrega. Me dice que me hará falta un bastón como ese dentro de un par de meses. No esperaba una cosa así. Le doy dos besos.

Me voy a casa a eso de las diez. Mañana tengo una reunión programada para todo el día para preparar estrategia de cara a la recta final de la campaña. Es domingo, pero hay que trabajar. Me llaman a eso de las once y media para ver si me apetecía salir a dar una vuelta. Digo que no, tengo que estar fresca el domingo.

El domingo es uno de esos de paseo y terraza. Yo lo pasaré metida la sala de reuniones de un hotel con otras tres personas. Analizamos tablas de las encuestas, la evolución de los datos, los puntos fuertes de nuestro programa de gobierno, los previsibles puntos fuertes de los rivales, sus puntos débiles… De vez en cuando me llaman del partido para contarme cómo van las candidaturas que aún faltan por ser presentadas. Cuando empieza la jornada no lo se, pero terminaremos el trabajo a las nueve y media y de la noche.

A eso de las tres hacemos un alto para comer. Elegimos Casa Paco, en San Lorenzo. Se nota que muchos segovianos han hecho lo mismo que Pedro y la niña: aprovechar para conocer otro sitio. Porque encontramos mesa libre en Casa Paco. Nos atiende Paco con su peculiar forma de ser, su barba y su libreta. Donde Paco da lo mismo lo que se pida, todo está muy bueno. Tomaremos cosas para picar: una ensalada de lechuga y tomate, albóndigas, ventresca escabechada, croquetas y poco más. Luego, café. Paco nos cuenta alguno de los problemas que ha causado a los hosteleros el dichoso anisakis.

La sala de reuniones del hotel nos espera y los ordenadores portátiles también. A las nueve y media camino hacia casa con la sensación de que el día ha sido de provecho.

Volveré a llamar a la niña. A lo mejor veo los capítulos de Aída.

Mañana lunes hemos vuelto a quedar a las nueve en la sala de reuniones del hotel.

sábado, 21 de abril de 2007

Sigue el baile

Ya son más de 1.700 las entradas a este diario. Y solo acaba de pasar una semana desde que empecé. No esperaba que pudiera levantar tanto interés. Quiza por eso mismo, cuando tengo un minuto, entro en otros blogs y curioseo. Lo más sorprendente es que en algunos de esos otros blogs que hablan de Segovia, comentan este. Increíble. Y lo que busco en esos blogs son los puntos de vista y las opiniones de personas, casi siempre anónimas o con seudónimo, sobre la ciudad.

Ayer me di cuenta de que aún no domino mi modo de hablar en público. Es algo que he ensayado mucho. Me parece que es muy importante que quien me escuche no tenga que hacer un esfuerzo para seguir lo que digo. Pero me acelero. Sin darme cuenta. Después de mentalizarme y ensayar creí que ya era capaz de dominar mi tendencia a hablar rápido. Pero esto es como conducir: cuando llevas un tiempo llevando un coche y piensas que ya dominas el vehículo, de repente, sin saber por qué, un día tienes un susto porque no has prestado suficiente atención a la carretera. Volveré a ensayar. Me atropello sola. Ayer me ocurrió en la conferencia de la Cámara de Comercio. La había preparado a conciencia. Y casi al final me escuché hablando deprisa. Eso me puso más nerviosa. Este fin de semana ensayo. Siento que cada vez que sucede esto pierdo una oportunidad. No me lo puedo permitir.

Hoy me ha ocurrido algo parecido en la COPE. Tenía una entrevista en el programa de Daniel, por la mañana. Me he concentrado para hacer silencios, para variar el tono de modo que resulte cómodo a quien escucha, para transmitir bien mis ideas y puntos de vista. Me han vuelto a ganar los contenidos. He respondido despacio a las preguntas de Daniel, pero, en un momento, he querido decir dos cosas a la vez. Y me ha salido una palabra extraña. La he olvidado. En ocasiones creo que quiero decir tantas cosas que, o me acelero, o mezclo dos palabras, que es otro modo de acelerarme. Ensayaré. No me sirve el consuelo de que estos problemas los sufren también otras personas que deben hablar en público.

Me han llamado para decirme que en ciertas instancias ha sentado muy mal que Tamara Rojo pueda llegar a colaborar con la futura escuela de danza de Segovia y Segovia apoyar el Real Ballet. Me cuesta encontrar qué hay de problemático en esto. He hecho públicos otros proyectos, otras iniciativas, y noto que esta en concreto ha levantado ampollas. Es como si no pudiera ser que alguien del Partido Popular quiera potenciar la danza. Como si ciertos ámbitos o actividades relacionadas con la cultura fueran patrimonio exclusivo de algunos partidos. Y no es así. Pienso que, en realidad, lo que molesta de iniciativas como esta es que no encaja en el estereotipo que conviene crear de una candidatura como la mía. No cuadra con el prejuicio.

Algo parecido ha ocurrido con las personas que me acompañan en la lista. Mucha gente relativamente poco conocida. Mucha gente joven. Muchos independientes. Mucha gente que se ha hecho a si misma. No cuadra con el prejuicio de rostros de siempre, gente acomodada y todo eso.

Imagino que incomoda que se rompan prejuicios. Eso también hay que ensayarlo.

miércoles, 18 de abril de 2007

Lluvia

Llueva o haga sol decía del lunes. Y vaya si llovió. En todos los sentidos. Por la tarde me avisaron de que habían empezado a detectar algunos problemas en el servidor en el que están alojados nuestros servicios de comunicación. Algo iba mal. El martes también llovió. Los servicios de comunicación se colapsaron. Parecía que llovía en nuestro servidor. Pero esa lluvia, según me contaron, se llama “spam”. Tuve problemas para recibir correo electrónico, para enviarlo, para casi todo lo que tuviera que ver con internet. Nos dijeron que lo resolverían. Ya lo han hecho. Pero los malos ratos no nos los quita nadie.

Ayer fui a Madrid. La lluvia refresca la ciudad pero complica el acceso y la salida. Entrar a Segovia fue también una aventura. Las obras y el agua convierten las avenidas en atascos. Y tengo prisa. El tiempo es oro para todo el mundo. También para mí. Me gustaría alargar cada día. O al menos no perder minutos por culpa del relojito de arena que da vueltas en la pantalla del ordenador o en un embotellamiento. Me pone de mal humor.

Mis compañeros de candidatura, entre ellos Elena García Gil, Miguel Angel Antona y María José Uñón, fueron por la tarde a Nueva Segovia. Habíamos quedado con la Asociación de Vecinos. Están molestos con la tala de árboles en el barrio y con el modo en que se ha llevado a cabo. Claudio, Román y María Angeles nos mostraron los tocones, las arquetas, las aceras… Son gente orgullosa de su barrio y su asociación. Van señalando calles con sus paraguas.

Después de un lunes y un martes de idas y venidas, y trabajo duro, cualquiera pensaría que recorrer las calles anchas de Nueva Segovia, casi de noche, con lluvia y viento frío es lo que menos le puede apetecer a alguien. A mí me hace bien. Me gusta.Disfruto estando con las personas y escuchándolas. Me llena de orgullo pensar que esas personas confían en mi y que piensan que puedo resolver aquello que me plantean o estudiar las posibles soluciones. No puedo decir que me cargue las pilas, pero es una sensación muy parecida. Sea la hora que sea. Probablemente esa característica forme parte del ser del político. Y yo me siento política.

Nos tomamos una caña en el Envero. Saludo a Paco, el concejal de deportes, que también está allí. Me voy a casa.

Esta mañana teníamos una jornada de trabajo en el Parador con todos los miembros de la candidatura, los 25, y foto de grupo con la prensa. Los que están menos acostumbrados están entre ilusionados y nerviosos. Pienso si ellos, los que han dado el paso por primera vez, también se sentirán políticos. Durante la jornada les agradezco sus ganas de participar y el compromiso que han adquirido. Les adelanto calendarios, les hablo de la formación de equipos, comento las encuestas que tenemos. Llega la prensa y paramos para atenderles, posar, hacer declaraciones… Seguimos trabajando. Hasta las dos y media organizo los próximos días con mi equipo. Hacemos balance, hacemos previsiones, hacemos terapia de grupo. Parecemos un equipo de baloncesto. Nos falta juntar las manos al terminar y lanzar un grito de ánimo.

Por la tarde ajustamos programa de gobierno. Queda ese 5% que cuesta un 95%. Y me voy a cargar las pilas. Los compañeros de candidaturas vamos a Fernández Ladreda. Hay muchísimas personas. Escucho, hablo, me siento política. A casa cuando suenan las campanadas de las 10.

Comeré algo. Ya se me ocurrirá el qué. Y a la cama. Mañana me levantaré a las seis. Debo preparar una conferencia que daré junto a Miguel Arias Cañete en la Cámara de Comercio. De momento tengo media docena de folios con apuntes por todas partes. En letra muy gorda.

Me pregunto a quien puede molestar que me guste el chorizo frito o que vaya a la peluquería. Segovia esta llena de bares en los que ofrecen esa tapa. Y no faltan las peluquerías.

lunes, 16 de abril de 2007

Descompresión

Domingo de sol en Segovia. Dice Susana (Moreno) que el sol está garantizado los domingos en nuestra ciudad por muy mal tiempo que haga durante el resto la semana. Estoy por creer que tiene razón.

Hoy todo va más despacio. Al pijama le cuesta caerse del cuerpo. Me da pereza hasta correr las cortinas. El desayuno es casi una ceremonia. Se cumple la ley de Murphy, se me cae una tostada y es por el lado de la mermelada.

Son las ocho y cuarto. Preparo una reunión que tendré dentro de un rato con Javier Jiménez. Es una más de las que vamos manteniendo desde hace semanas. Agradezco el ritmo del domingo. Sólo una reunión. Con sol.

Para las doce y media damos el trabajo como terminado por hoy. Hemos quedado con Josefina, Susana, Miguel Angel, Julián, Marta y Merche para ir al acto en homenaje del Nuevo Mester de Juglaría que el ayuntamiento ha organizado junto a la estatua de Juan Bravo. El Nuevo Mester lo merecía. Me fastidia no saber bailar jotas. Sobre todo cuando interviene la Ronda Segoviana. Le voy a pedir a Angel Román que me enseñe. Le va a dar la risa. Josefina insiste en que Alfredo Matesanz, una de las personas que presenta el homenaje al Mester, es un fenómeno. La plaza está llena. Juan Sevilla, que ha venido a tocar con sus compañeros, me ánima. Siempre lo hace. Y me recuerda que la ciudad necesita un festival de música segoviana. Tomo nota.

Un par de chatos por la Plaza Mayor cuando es el mediodía de un domingo de luz es como… no se me ocurre nada comparable.

La niña y yo vamos a comer a casa de mis padres. Ensalada y pollo asado al limón. Reunión familiar. Mi madre no quiere escuchar nada de política. Pero mi padre no para de contar lo que le han ido diciendo por ahí sobre la lista. Que si esto, que si lo otro. Ha cogido carrerilla. Además, mi hermana María, que ha venido de Madrid, también pregunta. Estudió química, pero hoy es como si se hubiera dedicado al periodismo. ¡Qué curiosidad! Entre mi padre y María me siento como en “59 segundos”, pero detrás de un pollo asado.

Después de comer, María le da unas clases de matemáticas a la niña. Yo empiezo a ver la tele. Digo empiezo porque me quedo frita.

Volvemos a casa. La niña tiene que estudiar. Yo debo regresar al programa de gobierno. Antes de que anochezca nos tomaremos mutuamente unas clases de francés.

Mañana será lunes. Dará lo mismo que haga sol o llueva. Se acelera la montaña rusa.

domingo, 15 de abril de 2007

Blog

Estas letras están interesando. Me lo dicen la calle, el móvil y el ordenador. De repente, alguien me pregunta por Noel, o me cuenta que ha probado el “manzapol”. Me alegra que muchas personas entren y salgan de esta bitácora.

En cuanto a los comentarios, agradezco todos. Los de ánimo y los otros. Quienes dejan frases de corte hiriente imagino que se sentirán “crispados” por lo que relato. Les parecerá ofensivo o provocador. No es mi intención. Será una cuestión, imagino, de sensibilidad extrema por su parte. Aunque me obligan a aclarar algunas cosas de este blog. Es el blog de una candidata, no de una directora general, creo que lo que puede interesar es lo que queda detrás de algo tan público como una campaña electoral. No voy a entrar a hacer una defensa de mi labor como directora general ni apuntaré nada referente al uso de otros cargos de manera electoralista. Todo el mundo tiene acceso a los medios de comunicación.

Por otro lado, esta es mi bitácora. Hablo de mí y de lo que más cerca tengo. No hay otras pretensiones. Es un diario para que quien lo crea conveniente pueda saber cómo vivo y qué pienso. Si, dedico un montón de horas la día a trabajar, como muchísimas personas, la mayoría. Si, termino los días cansada, igual que quienes leen este blog. Y, como ellos, arranco la siguiente jornada con ganas de volver a empezar y de hacerlo lo mejor posible. No conozco a nadie que haga las cosas de otra manera. No se de superhombres ni supermujeres, aunque, como las meigas, quizá haya. Llevo muchos años así. Y confío que me queden muchos más. No me asusta el trabajo, lo conozco bien.

Bueno, ya está. Tenía que escribirlo. Tengo mi carácter.

Hoy he tomado aire. Es sábado. He ido a ver la peli de Mister Bean con mi hija y unas amigas. Para ser precisa, mi hija y sus amigas han visto la de Mister Bean, y mis amigas y yo, “Seduciendo a un extraño”. Me ha gustado, es increíble lo guapa que es Halle Berry. También hemos estado de tiendas en el centro comercial. Poco. Y sin comprar nada. Ha sido una especie de “primer contacto” con los precios veraniegos.

La niña y yo hemos ido luego a cenar a La Péntola. Solas. A las dos nos gusta La Péntola. Está hasta arriba. Aprovechamos para hablar de todo lo que no hemos podido hablar durante la semana. A ella no le ha gustado la de Mister Bean. Y eso que es una fan. Paseamos hasta casa.

Antes de ir al cine he estado viendo el partido del Caja Segovia. Se que, por desgracia, han perdido ante el líder. Ahí se acaba todo lo que puedo decir. Tengo frito a Javier Santamaría, junto al que me siento, es mi maestro en esto del fútbol-sala. El hombre pasa más tiempo explicándome jugadas que mirando al partido. Y lleva meses así. Menuda paciencia. Creo que antes de que termine la temporada “controlaré” de fútbol sala como un aficionado del montón. Aunque me cuesta.

Por la mañana he trabajado. Durante varias horas he recorrido Segovia con un grupo de arquitectos e ingenieros expertos. Tenía que corroborar unas opciones de mi proyecto de ciudad y desechar otras. Han sido unas horas muy-muy productivas.

El día ha empezado con unas tostadas de pan tierno con manequilla y mermelada. Hoy nos ha dado tiempo. ¡Cómo huele el pan al tostarse!

Me han llamado varias personas al teléfono del ciudadano para mostrar su disconformidad con la última tala de árboles en Segovia. La primera llamada ha sido a las nueve menos cuarto de la mañana, para felicitarme por contar con un ciudadano búlgaro en mi lista. Este teléfono no sabe de sábados.

viernes, 13 de abril de 2007

La lista

Siempre cabe la posibilidad de que haya un día más duro. Pero el de ayer lo fue de verdad. Tanto que no pude ni encender el ordenador para escribir estas líneas o responder a los correos electrónicos. Llegué a casa a las once y media de la noche. Llevaba 17 horas trabajando sin parar. A medía tarde llamé a mi madre para que fuera a casa a acostar a mi hija. Las dos se permiten cosas entre ellas que no me tolerarían a mí. Mi hija me llama para decir que me echa de menos, pero sabe que cuando va su abuela toca una cena que conmigo suele tener menos… interés gastronómico. Hasta Noel maúlla de otra manera cuando va la abuela. Y a mi madre le encanta Noel, aunque al principio pensaba que era un “gato raro”. Parecía que sólo Noel estaba despierto cuando abrí la puerta de casa. Me derrumbé sobre la cama.

A los diez minutos entraron las dos en mi habitación. Me habían estado viendo en la Mesa de Redacción de Canal4. A mi hija le parezco maravillosa cuando llego maquillada de la tele, dice que yo no se pintarme los ojos así. Mi madre opina que he estado estupenda en la Canal4 con Patricia, Marcelo, el de El Adelantado y Pablo, de Páginas – dos horas de entrevista y coloquio entre las 9 y las 11-, que soy esto, que soy lo otro… Es mi madre. Que papá ha llamado por teléfono para alabarme. Es mi padre. Luego nos enteraremos que, con la emoción, papá ha dejado el teléfono mal colgado y que no hay manera de contactar con él. Es así de despistado.

Las dos emocionadas me acompañan a la cocina. Pintada como una puerta me hago un bocadillo de chorizo frito. Y me lo como. De repente me he acordado de que hoy casi no he tomado nada. Casi ni manzapol. Me apetecía el chorizo frito. Quizá no sea lo mejor para dormir, pero…

Me repite mientras me desmaquillo. Empiezo a reírme cuando recuerdo a Marcelo, en la rueda de prensa de presentación de la lista electoral, en la sede, pidiendo a sus compañeros que no le dejen salir a ese balcón que da a la Plaza Mayor, que le entran ganas de proclamar la República. Qué auténtico.

Lo de casi no comer durante el día (pescado al mediodía y unas barras de regaliz rojo que me ha traído “Lolo”) ha sido por lo agitado de la jornada. Después del habitual madrugón – no os vuelvo a contar lo mismo de ayer y anteayer- era la fecha elegida para presentar a los miembros de mi equipo de gobierno.

Mi compromiso era hacerlo frente a los órganos del partido antes que frente la opinión pública. Nunca había sido así. La hora fijada para las distintas comisiones y comités era las cuatro y media. Todo el mundo quería saber nombres y números. No paran las llamadas: unas positivas, otras de trámite y alguna difícil de calificar. Los propios componentes de mi lista también están inquietos. Es preciso tranquilizar a los más nerviosos.

Antes de la presentación ante los órganos del partido tengo hora en la pelu. Voy a “Sevillano”. ¿Alguien piensa que un lavado de cabeza y un peinado son relajantes? Pues se equivoca. Creo que me he cargado el móvil por usarlo mientras me aclaraban el pelo.

A las cuatro y cuarto, la sede del partido es como un hormiguero. Bulle. Hay expectación. Los pasillos no dan abasto. Las lecturas de actas y el protocolo habitual se producen en una sala no muy grande repleta de gente sentada en sillas pequeñas. La sede es humilde.

Muchos nombres de mi lista sorprenden. Pero son aprobados con normalidad. Antes de la llegada de los periodistas, a las seis, y de que Marcelo se asomara al balcón, la mayoría de los componentes de los órganos del partido me han besado, abrazado, dado palabras de aliento o felicitado. Ese es el momento en el que el matiz reside en la palabra exacta o el tono elegido. Pero no tengo tiempo para pararme a valorar la gradación de los adjetivos o la mayor o menor apertura de las sonrisas. Me espera una rueda de prensa. Me esperan varias reuniones. Y espero llegar a tiempo a Canal4.

¿A quién le importa la digestión en un día así?

miércoles, 11 de abril de 2007

Vivo reunida

Ayer las reuniones se prolongaron hasta las ocho de la tarde. No fue fácil. Tenía que comunicar a la mayoría de las personas que forman parte del actual grupo municipal del partido que no irán en la próxima candidatura. Es un trago. Se trata de gente que ha trabajado durante cuatro años en la oposición. Es duro estar en la oposición.

Hacer comprender a las personas de que no se trata de una cuestión de capacidad o de que no es que otros sean mejores que unos, sino que, simplemente, es el momento de una candidatura nueva, distinta, encabezada por una persona distinta con una necesidad de equipo diferente es algo complejo. Sin embargo lo entienden bien. Seguirán trabajando en el grupo municipal hasta que venza la legislatura. Son personas maduras. Pero para mi no es fácil. Se trata de compañeros con los que he participado y participaré en la vida política del partido.

Llegué a casa a las nueve. Mi hija tiene trece años. Y habla como una niña de trece años. Me cuenta sus problemas, grandes o pequeños según la edad desde las que se mire, pero importantísimos para ella. La escucho mientras Noel intenta arañar un mueble en algún lado, ronronea cuando lo hace. A estas alturas conozco por referencias a todos los compañeros de clase de mi hija, se quienes llevan un “piercing” y cuando se lo hicieron, se los que proyectan tatuarse algo. Algunas organizarán una fiesta dentro de unos días…Tendré que pensar cómo decirla que quizá sea una buena idea no ir. Descanso escuchándola. Había fútbol en la tele. Nos vamos a la cama. Noel debió esconderse.

A las 22.45 sonó el móvil. Una señora quiere quejarse de una alegación no atendida que recoge el PGOU de Segovia. Y se queja.

El despertador ha sonado hoy media hora más tarde que ayer, a las seis y media. Sigo matizando el programa, repaso un discurso con el que inauguraré unas jornadas. Desayuno “manzapol”. Tendré que comer algo. Desde las ocho hablo por teléfono con las personas de mi equipo de gobierno. Llegaré más tarde a la reunión con mi equipo de candidatura, tengo que inaugurar las jornadas.

El equipo de candidatura me espera con la agenda, la prensa, los recados, mensajes y los “tienes”. Más concretamente los “tienes que…”. Lo primero es un corte de voz sobre mi página web. Y luego… Es increíble lo que llega a apretarse una agenda. Parte de los “tienes que…” y las reuniones de la mañana terminan a las dos. Terminan a esa hora porque empieza un almuerzo de trabajo con los responsables de las jornadas que he inaugurado por la mañana. Me da un “bajón”.

De repente me siento terriblemente cansada. Necesito parar. No puedo responder a más preguntas. A las cuatro me voy a casa. Necesito tumbarme durante un rato, apagar la luz, cerrar las persianas. Noel me mira.

A las cinco estoy casi como nueva. En la sede me esperan nuevos “tienes que…”. Vivo reunida. Entre las citas hay una que me dará oxígeno. Es en el barrio de San José, con la Asociación de Vecinos 1º de Mayo. Allí están Paco, Tere, Piedad y otras dos señoras de las que no recuerdo los nombres (son ya las diez y media y no me voy a poner a revolver mis apuntes). Me hablan de promesas incumplidas por el actual alcalde, el anterior y el anterior. Me cuentan sus prioridades: unos patios que arreglar, más seguridad, zonas de juegos para los niños y el agua…En pleno siglo XXI los vecinos de San José siguen teniendo dificultades con el abastecimiento de agua. Dice Paco que “la gente no puede bañar a sus niños a las horas en que es necesario”. Sin embargo, a pesar de la seriedad de la situación, a pesar de sus problemas impropios de esta época, Paco, Tere, Piedad y las demás, conservan el sentido del humor. Cierran cada discurso sobre las penurias del barrio con un chascarrillo o un comentario socarrón a veces, otras irónico y a menudo escéptico. Me gusta esta gente. Vence el escepticismo planeando acciones vecinales.

Me restan dos reuniones más. Respondo a los correos electrónicos que llegan a mi web. Devuelvo las llamadas que han quedado registradas en el móvil cuyo número tienen los ciudadanos.

Son casi las once. Voy a bajar las persianas. Del todo. ¿Qué me contará mi hija?

martes, 10 de abril de 2007

Día uno

Hoy he empezado el día a eso de las seis. Valorar los costes de mi proyecto de ciudad -algo que llevo haciendo durante semanas- me obsesiona. Claro que siempre termino preguntándome: ¿Cuánto vale el futuro? ¿Cuánto vale el progreso de mi ciudad?.

A las ocho arranca el carrusel diario de llamadas telefónicas. Un carrusel en el que se alternan buenas y malas noticias. Proyectos que se desbloquean y otros en los que surgen dificultades imprevistas. No es fácil mantener la claridad en la decisión y el ánimo idóneos tras subir y bajar continuamente en esa montaña rusa en que se convierte el teléfono móvil. Pero estoy acostumbrada. Y sólo son las nueve de la mañana. Esa montaña rusa dará todavía muchas vueltas.

A las nueve y cuarto mantengo una reunión con las personas de mi equipo. Comentamos el contenido de los periódicos. Sin café. Un mentapoleo con manzanilla, lo llamo “manzapol”. A menudo aparecen comentarios en la prensa que tratan de debilitarme, o manifestando opiniones contrarias a lo que hasta el momento se sabe de mis proyectos y propuestas. Hoy es al revés. Una firma que no conozco me anima y felicita desde una de las Tribunas de El Adelantado. Es una inyección de moral.

El equipo y yo vemos cómo viene el día. Tengo una entrevista en Onda Cero, con Alvaro. Luego rodaremos parte de los spots de televisión que se emitirán durante la campaña electoral. Lo haremos en entornos abiertos de Segovia, no en un plató o set de rodaje. Mejor, me siento bien en las calles de la ciudad.

Después me queda un montón de trabajo de despacho en la sede. Quizá media docena de reuniones más. Estoy terminando de cerrar el equipo de gobierno que presentaré a los segovianos. Será un equipo diferente. Un equipo para el futuro. Me llena de ilusión esta tarea, pero es una labor intensa, dura, entre otras cosas porque me afecta directa y personalmente. Como si lo supiera, el camarero de Il Espresso, en José Zorrilla, después de salir de Onda Cero, me ofrece una infusión con ginseng; se lo agradezco.

Grabamos en la plaza del barrio de San José, junto al kiosco de prensa, frente a la Farmacia de Goyo. Y vuelve a ocurrir. Me gusta. Hace un par de meses que sucede. En pleno spot, se me acerca una señora. Me pregunta si soy Beatriz Escudero; me quiere enseñar un boquete que hay en un jardín junto a su casa, en una vieja parada de autobús fuera de uso. Salen ratas por ese boquete. Se le une otra señora que lleva un cubo de ropa para tender. Ambas insisten en las ratas y en el estado de las escaleras. Tomo nota de sus quejas. Cómo está el barrio, maja, dicen. Qué gran verdad la de quienes afirman que un alcalde o alcaldesa debe ser el gobernante más próximo a los ciudadanos. Me gusta que las personas me cuenten sus problemas. Y espero tener la oportunidad de resolver los que competan al ayuntamiento. ¿Cuánto vale el futuro de mi ciudad?, regresa la pregunta.

Suena un mensaje en mi teléfono: acaba de fallecer el padre de un compañero. De manera repentina. En una semana…

Mantendré las reuniones de trabajo.

Me resta poco ánimo para más. No hay peores noticias que esta.