Llegué a las ocho en punto. Empezaba a haber gente, periodistas, amigos… Y yo estaba muy tensa. Me recluí en el centro de recogida de datos que habíamos dispuesto en una de las salas del hotel. Allí podíamos entrar una máximo de diez personas. Estábamos todos alrededor de media docena de portátiles y otros tantos teléfonos desde los que nos empezaron a llegar las cifras de los recuentos que nos facilitaban nuestros interventores.
Sin embargo, yo estaba centrada en los resultados de la capital. No se cuantos botellines de agua pude beber, con los ojos fijos en la web del Ministerio del Interior donde se reflejaban los porcentajes de Segovia capital.
Como en un hormiguero en que el acaba de caer una gota de agua, los diez nos movíamos en círculos, sentándonos, levantándonos, mirando esta a aquella pantalla. Cada vez había más gente fuera. De vez en cuando entraba alguien con un papel en la mano y cuatro o cinco de nosotros se arremolinaban a su alrededor. Todo el mundo preguntaba algo. La pantalla de datos del Ministerio de “clavó” en dos ocasiones, con el 61,44% escrutado y con el 84,61%. No se durante cuánto tiempo.
Hasta muy pasadas las once de la noche no hubo resultados definitivos. Fueron cerca de cuatro horas de tensión. Y luego otras dos de emoción. Supimos lo que los segovianos habían decido. Nos quedamos a 425 votos de la mayoría absoluta. Preparé un breve discurso en el que agradecía su apoyo a los 12.667 segovianos que habían confiado en mi proyecto y a todos los que habían participado. Felicité al ganador. Y fui a la sala de al lado de la de prensa, donde había un montón de personas aguardando los resultados. Volví a dar las gracias. Les dije que estaba a disposición de Segovia y los segovianos y que trabajaría por ellos desde ese momento.
Al otro lado de los focos distinguí las caras de mis compañeros de candidatura, de amigos, conocidos, de mis padres… y me emocioné. Hubiera sido igual en caso de que hubiera obtenido 425 votos más. Llevaba tres horas y pico de una enorme tensión, después de muchos días de trabajo intenso.
Hoy vuelvo a tener las pilas cargadas. Es hora de analizar datos. Es el momento de preparar los próximos cuatros.
Y, sobre todo, hay que seguir trabajando por Segovia. Con más fuerza si cabe.